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 Participación Activa y Desarrollo de la Comunidad

Economía Circular: Bajándole el tono intelectual a la sostenibilidad

01-02-2018

A pesar de tener una amplia experiencia en el mundo académico y de ser ingeniero, siempre he entendido la necesidad de llevar lo que hago al nivel de que cualquier audiencia pueda entender.

Cuando miro en perspectiva a quienes trabajamos en temas de sostenibilidad me doy cuenta que la pasión por lo que hacemos nos lleva a un mundo intelectual y que cuando hablamos de lo que hacemos, de lo que buscamos cambiar en el mundo, tornamos nuestro discurso en un concierto de música clásica con orquesta filarmónica. Esto por supuesto nos lleva a un mundo donde llegamos a unos pocos que logran sintonizarse para escucharnos y a un reducido grupo que toma acción.

Cuando aprendí acerca de la metodología de análisis de ciclo de vida para productos y servicios encontré una gran herramienta de transformación para lograr una transición a productos más sostenibles que hasta nos ofrecen la posibilidad de entrar en un mundo para la generación de impactos positivos, o como lo resume la metodología Cradle to Cradle - "being less bad is not being good". Sin embargo, he de reconocer que la metodología de ciclo de vida tiene sus grados de complejidad que a veces resultan difíciles de comunicar y que con herramientas como la huella de carbono se ha logrado llevar a un mundo menos intelectual pero perdiendo profundidad y propósito.
 
Desde hace algunos años, en el trabajo en educación ambiental que realizo vengo abordando el comportamiento de las personas que en parte es lo que determina el éxito de una solución.

Uno de los objetivos de la sostenibilidad es la transformación nosotros para generar ese futuro o esas oportunidades para las futuras generaciones en lo que sembramos hoy. Con el estudio del comportamiento también he aprendido que la sostenibilidad es una decisión y para ello se necesita llevar lo que sabemos a nivel de conciencia para que nuestras acciones sean las mejores.

Si bien esto parece todo un proceso intelectual realmente no lo es, es de la forma como llegamos a aprender a cepillarnos los dientes o amarrarnos los zapatos, donde nos ayudaron a hacer conciencia de la importancia de lo que necesitábamos hacer y fuimos apropiando el comportamiento adecuado hasta llevarlo incluso a un nivel de realizar estas actividades de forma automática. 

En los últimos años he venido trabajando en los temas de la economía circular para descubrir que sí es posible bajarle el tono intelectual al mensaje para popularizarlo más sin perder objetividad en lo que se hace. Reconozco que aún necesitamos trabajar en el mensaje que se transmite donde algunos creen que el futuro será con restricciones en lo que hacemos y disfrutamos cuando en realidad es un futuro de abundancia y lleno de posibilidades. 

El trabajo para quienes trabajamos en este tema es seguir llevando nuestro discurso a que sea entendido e interiorizado por todos, reconociendo que quienes llevamos el mensaje somos afortunados y hay otros que no han tenido las mismas posibilidades que nosotros, no tienen la misma perspectiva de vida y no han experimentado lo mismo que nosotros. Debemos llevar un mensaje transformador, cargado de posibilidades y alejado de los radicalismos apocalípticos que algunos transmiten, que en vez de llevar a la acción llevan a la parálisis ante el panorama desolador. 

La economía circular es el presente, es lo que nos está permitiendo hablar de un futuro de abundancia y ello requiere que sembremos para recoger, que cambiemos la forma de hacer negocios, de percibir nuestros productos, nuestras necesidades y pasemos a disfrutar de esa abundancia transformando lo que hoy tenemos.

Sin lugar a duda la cuarta revolución industrial nos está mostrando los bocetos del futuro que estamos construyendo pero allí también necesitamos de nuestros cambios, de nuestra comprensión en lo que necesitamos transformar (la economía, nuestros hábitos, estilos de vida, forma de trabajar, la educación,... todo un mundo de posibilidades). Y la transformación debe ser masiva y ojalá entendida. Esto implica que debemos bajar algo del discurso de la nube intelectual y llevarla al campo de la comunicación para que llegue a muchos más que a quienes nos gusta y apasiona este tema.